Placebos profesionales

August 19, 2019 4:32 am Published by

placebo

De acuerdo con el análisis de LinkedIn, los empleadores de 2019 están buscando una combinación de habilidades duras y blandas, con la creatividad encabezando la lista de atributos deseados.

Los hallazgos concuerdan con el informe Future Jobs del World Economic Forum, que llegó a la conclusión de que es probable que las habilidades “humanas” como la originalidad, la iniciativa y el pensamiento crítico aumenten de valor a medida que avanza la tecnología y la automatización.

El Aumento de la inteligencia artificial solo hace que las habilidades sociales sean cada vez más importantes, ya que son precisamente el tipo de habilidades que los robots no pueden automatizar. ¿Cuál será el profesional más indicado para las empresas del futuro?

En el ejercicio simple de construir un brief con las habilidades requeridas en el informe del WEF; cae casi de cajón que las profesiones como el diseño, tienen por talento innato y capacidad desarrollada en su formación este tipo de habilidades y, si bien teatro, psicología y arte, pueden tener muchos puntos a favor, el diseño sigue siendo por una amplia diferencia práctica, quien es capaz de enlazar de forma concreta creatividad y creación de valor.

¿Por qué entonces sigue el mercado buscando ingenieros comerciales o civiles industriales como solución para todo lo que requiere estas competencias?

Es ridículo como aun el mercado de “alta competencia” busquen para sus cargos el perfil de un diseñador, para termina contratando ingenieros “multi proposito”, para el desarrollo de valor, innovación y nuevos servicios.  Al parecer ser creativo se ha convertido en una habilidad ornamental para el currículo de las empresas que gustan de las nuevas “formas” de estar a la vanguardia empresarial, en vez de preocuparse del “fondo” profesional con el que se desarrollan.

Claramente ser ingeniero – inserte especialidad a gusto- es un validador ante el mercado y las empresas que demandan nuestras habilidades; porque claro ¿tú le pasarías dos mil millones a un grupo de diseñadores para crear innovación?, ¿sabrán cómo usarlos? Seguro que se lo gastan en cosas superfluas; ¡NO!, mejor contratamos al ingeniero, al menos ese si sabe de números.

La mentalidad estrecha y visión miope se han apoderado desde hace mucho de las empresas que están fijando el estándar de mercado; esas grandes que gastan plata y que logran mantener sus productos en el mercado a punta de mucha publicidad y poco valor agregado.

Lamentablemente ese modelo esta instaurado y validado en el zeitgeist empresarial y ahora cada nueva pyme que logra crecer, tiene como modelo y anhelo esa única programación corriendo por su gen emprendedor.

Hace años pensaba que en Chile el diseño no crecía porque nadie sabía realmente lo que hacía      – a veces ni los diseñadores- y teníamos que someternos a la pregunta del millón ¿para qué sirve el diseño? Con el paso del tiempo se han desarrollado varias iniciativas en conjunto con el gobierno, CORFO e instituciones educacionales para resolver esta pregunta con casos concretos de éxito; pero así todo y después de muchos intentos y agua bajo el puente la pregunta sigue siendo la misma, ¿para qué sirve?

Ahora estoy seguro que no es cosa de información, porque la verdad yo aún no sé para qué diablos sirve un ingeniero civil industrial, pero pucha que da confianza ese nombre por la cresta; si hasta olor a gerente tiene el título. Hay profesiones que son como un placebo mental y  sabes que si tienes un contador y un abogado en la tuya ya estás bien aunque no entiendas ni en sueños lo que hacen.

Por ahora podemos seguir gastando plata en un lobby para demostrar las cualidades del diseño, casos de éxito y aplicaciones prácticas de como crea valor y mejora un producto o servicio esperando que surja efecto de forma milagrosa.

Para crear confianza hay que demostrarla siendo buenas personas y profesionales; solo así comenzaremos a hacernos indispensables.

Rafael Chávez
Director/ EL Diario Diseño