No es cosa de tiempo sino de ritmo

September 15, 2019 11:57 pm Published by

manos

Cuando comenzaba en el diseño profesional, le tenía temor al tiempo. No tener las cosas a tiempo era peor que no saber hacerlas o no tener la respuesta correcta; el ser profesional era lo más parecido a subirse a un tren en movimiento, donde cualquier mínimo error te dejaría abajo y aplastado por el avance implacable de una maquina inmisericorde.

Esta idea del tiempo y de estar siempre en su contra ha sido el catalizador de una cierta actitud que se fue cimentando en la industria. Todo es para ayer, todo es apurado, todo es inmediato; si no cumples no sirves, te mueres. Pareciera que las agencias son la mayor expresión de esto; un lugar que luce distendido y lúdico, pero que solapadamente es un campo de batalla sangriento y despiadado, donde más que pelear contra la competencia, lo hacemos con un enemigo interno a matar o morir.

Es cosa difícil encontrar el ritmo en el quehacer profesional, pero para eso hay que gastar tiempo que muchas veces no se tiene. El no saber quita tiempo de aprender, el no entender igual, por lo que el aprendizaje previo y esos ramos teóricos que no te gustan serán cosa gravitante en el posterior desarrollo profesional, cuando la presión sea máxima, el tiempo inexistente y las cosas se vean negras.

Hace un tiempo comprobé empíricamente que muchos de los diseñadores que se ven muy ocupados en grandes proyectos – ergo soy un dios- se movían con dos tipos de lógica que muchas veces se complementaban:

La primera, mandar: es fácil pedir sin saber si se puede hacer o no y de eso abunda el mercado; se vende una idea y la presión se traspasa al equipo. Resultado; equipos reventados trasnochados y atrasados armando propuestas y prototipos y con más ganas de irse de la empresa que el odio por el jefe que les azota el látigo sobre la cabeza apurando el paso.

La segunda; manejarse con metodologías de manual: seguir todo al pie de la letra del libro de moda, ese que es genérico y que no traspasa la necesaria experiencia de campo, se logran resultados pero si se acaba el libro antes de tener una solución ya no sabes qué hacer.

Ambas lógicas están matando en su medida la justa razón del diseño y su necesario ritmo. Mal acostumbramos al cliente a pensar que por pagar puede aparte de exigir resultados, el meterse con el tiempo del proyecto. Hasta donde recuerdo al hacer el presupuesto se negocia la duración para lograr un resultado esperado, pero al parecer eso ya se olvidó superado por el miedo de quedarse sin el trabajo.

También nos mal acostumbramos a considerar el factor presión/tiempo en contra, como un equivalente de capacidad esperable del profesional bueno, siendo rápido=competente=bueno, donde el tiempo para pensar, opinar y crear valor por sobre un número de propuestas por minuto pareciera ser algo anacrónico.

La velocidad del mercado está matando la capacidad de un desarrollo más pausado y crítico de nuestra propia profesión y nosotros caímos en su juego. Si fuera bombero entendería la lógica de tiempo/trabajo excelente, porque si fallo, eso le cuesta la vida a alguien.

Si bien no somos bomberos si apagamos incendios y muchas veces el diseño es capaz de salvar vidas; pero no es una tarea mecánica, no es un procedimiento de manual; es el resultado de una educación en entender, empatizar e investigar un problema, un cliente y una necesidad.

Encuentra tu ritmo y adáptate, antes que el tiempo del mercado te consuma.

Rafael Chávez S.
Director / El Diario Diseño